Este poemario infantil promete desde el formato ─por las dimensiones poco frecuentes y su escasa paginación─ aunque no es sólo esto lo que sorprenderá al “potencial lector”.

Veinte poemas refieren la variada naturaleza que puebla el jardín de Óscar ─versos que dan comienzo al libro─ y gracias a los que el lector que se inicia o el hipotético oyente presentirá el universo de imágenes al que se va a enfrentar.

Dialogados unos y descriptivos otros, los versos que componen este título se caracterizan por su musicalidad, que es posible porque se combinan una serie de elementos tales como: la rima, básicamente asonante, el anisosilabismo, las constantes repeticiones y las palabras, seleccionadas de forma apropiada.

Textos breves, ligeros y sonoros que transportan a un mundo conocido que queda reforzado con las ilustraciones, apenas bocetadas pero coloreadas por tonos definidos. Sobre fondo blanco, unas veces parece que entran en la página y otras que van a salir, lo que aporta movimiento y agilidad al conjunto.